Silencio en medio del bullicio.

En esta fotografía en blanco y negro, el bullicio de la ciudad se detiene un instante para revelar una historia silenciosa. Un niño, apoyado en un poste, toca una guitarra desgastada mientras la multitud camina indiferente a su alrededor. Las bolsas de plástico a sus pies hablan de una vida que carga consigo lo esencial, mientras el instrumento, viejo y remendado, se convierte en su voz ante un mundo que apenas lo mira.
La imagen captura la tensión entre la inocencia y la dureza de la calle, entre la soledad y la multitud. La elección del blanco y negro acentúa el contraste emocional, despojando de distracciones al espectador y dejando sólo lo esencial: la humanidad del gesto, la dignidad en la pobreza y la música como refugio en medio del ruido urbano.
Una obra que invita a detenerse, a mirar con atención lo que suele pasar desapercibido, y a reconocer la belleza que habita incluso en los márgenes de la ciudad.